
Comunicación.
No es necesario hablar de todo, todo el tiempo. Es más, cuanta más confianza existe en una relación, menos se hace necesario hablar las cosas. La confianza compensará los malentendidos con facilidad. Ahora bien, cuando hay un conflicto en el que sí necesito hablar de ello con mi pareja, ¿somos realmente capaces? ¿o por el contrario tendemos a guardárnoslo y acumular el mal humor?
Prestemos atención a qué momento utilizo para hablar de algo que me ha enfadado: a) ¿saco el tema en caliente? o b) ¿espero a un momento más adecuado y cuando esté más sereno? Adivinen qué opción para sacar el tema será más constructiva.
Un conflicto no siempre deteriora una relación, puede servirnos para crecer. Ahora bien, si no gestionamos adecuadamente estos pequeños momentos podemos acabar echando por la borda una relación que estaba funcionando bien. Sólo por una discusión mal planteada en la que nos hicimos daño y el jarrón de la confianza se rompió.
Afectos.
¿Cuánto haces por tu pareja? Los detalles, las caricias, hacer el amor, las sorpresas, los planes conjuntos, los piropos, los alagos, incluso los pequeños y grandes sacrificios… todo ello forma parte de los afectos. Son aquellos que marcan la diferencia entre una relación de “compañeros de piso” y una relación de amor. Cada vez que realizo un gesto de afecto estoy invirtiendo en el bote de la confianza. Si te hago la comida, o un masaje, o te llevo a un musical que te gusta, o te escucho atentamente cuando me cuentas un problema, estaré haciendo que la relación crezca. Si los conflictos mal gestionados restan a la relación, los afectos son justo lo contrario. Son un pilar que miden la salud de una relación.
Negociación.
Nos encanta tener razón, hacer las cosas a nuestra manera, tener el control. Sin embargo la negociación es una herramienta de uso permanente en las relaciones, básicamente porque hay que ponerse de acuerdo para casi todo: cómo organizarse económicamente, a dónde ir de vacaciones, a qué hora cenar, qué cenar, qué película ver en el cine, con qué amigos quedar, qué planes hacer los fines de semana, etc, etc… por no hablar de las innumerables decisiones que hay que tomar conjuntamente en relación con la educacion de los hijos.
Si no hay flexibilidad, una relación tiene los días contados. La flexibilidad en la negociación es básica para las relaciones duraderas. Son miles las decisiones que habrá que tomar a lo largo de los años, seamos pacientes y flexibles, hoy por tí mañana por mí, y nuestra relación de pareja será maravillosa.