Constanza Avila Testa, de 38 años de edad, es asesora en el Ministerio de Producción y Trabajo del gobierno de Argentina y trabaja en la ciudad de Buenos Aires. Es una mujer joven sin embargo es llamativo que en cuanto uno habla con ella en seguida se percibe su forma precisa y encantadora de hablar, y una energía especial desprende. 

En 2018 tuvo que superar un proceso muy duro de cáncer de mama. Constanza relata que “me puse en contacto con Mariano porque yo siempre tuve unos nódulos mamarios (tengo displasia mamaria), entonces me tenía que controlar y estaba trabajando en una campaña para una diputada nacional y yo me tocaba y notaba un bulto que no me gustaba. Me daba la sensación de que algo no estaba bien. Entonces en seguida empecé a hacerme análisis, me tuve que hacer punciones mamarias, también una cirugía donde me sacaron una muestra de nódulos y de tejidos, y así a los pocos días me dieron la fatal noticia de que tenía cáncer de mama en uno de los pechos”. 

Constanza recibió la noticia como un shock. “Fue un golpe muy duro de la vida, fue una noticia muy impactante. Por suerte el cáncer estaba ‘encapsulado’ y era ‘no invasivo’, entonces cuando tuve que hacer la visita al oncólogo me dijo que podía estar relativamente contenta porque haciéndome la basectomía y quitándo toda la mama ya estaría curada, y no tendría que hacer ni quimioterapia ni radioterapia. Igualmente el tratamiento sería duro, me pondrían sondas durante bastantes días, después un expansor, me cambiarían un músculo de lugar… mientras me contaban cómo iba a ser todo cuando me dieron el diagnóstico yo iba sintiéndome cada vez más angustiada. Ya tenían mi segunda cirujía programada y me iban a hacer un montón de cosas, me decían ‘te vamos a poner el músculo para atrás, vas a tener que aprender a mover la mano de nuevo con unos ejercicios, el brazo también, porque no vas a poder moverlo de manera normal al principio’, en fin… eran toda una serie de cosas que me iban explicando que me hacían sentirme con muchísimo miedo. Incluso me tenían que hacer una biópsia durante la cirujía de un ganglio que se llama Centinela, uno se levanta de la operación y te dicen si te dio positivo o negativo. Si te daba negativo estaba todo ok, pero si te daba positivo me tenían que sacar un montón de otros ganglios durante la propia cirujía, es decir, la operación se alargaba y yo me enteraría de todo eso al despertarme. Era todo una carga enorme, entonces tenía mucho miedo, no quería entrar, me dio angustia, tampoco podía identificar muy bien qué era lo que sentía pero me sentía muy mal”. 

La gente cercana le decía que si tenía tanto miedo entonces lo mejor era no entrar en quirófano y esperar, y era una posibilidad a valorar, pero ella quiso aprovechar que ya tenía la fecha de la operación programada y afrontarlo de la mejor manera para quitarse este peso de encima.

Así fue cómo Constaza se puso manos a la obra. “Fue entonces cuando me contacté con Mariano y le conté lo que me pasaba. Y él lo primero que hizo fue decirme que identifique cuál era el sentimiento que tenía, qué era lo que a mí me preocupaba o que realmente me angustiaba. Y qué significaba para mí lo que me iban a hacer, es decir, soy mujer y me van a quitar una mama, ¿qué significa eso para mí? Creo que ese ejercicio mental no lo había hecho y fue una conversación muy productiva. Y entonces por primera vez después de esa sesión pude empezar a procesar y entender lo que me estaba pasando y por qué me estaba sintiendo tan mal. Todo era muy fuerte y una vez que pude ponerle nombre y apellidos a lo que me pasaba me calmó muchísimo, me tranquilizó”. 

El trabajo terapéutico continuó y Constanza relata que “después estuvimos trabajando con ejercicios para poder entrar en quirófano estando tranquila, que era otra cosa que me daba terror, porque el paso previo de cuando aún estoy consciente y veo a los médicos y me empiezan a poner la anestesia y a conectar todas esas cosas…, sólo imaginarme eso me ponía muy nerviosa y estuvimos trabajando para poder sortear ese momento de manera tranquila. Ahí trabajamos con diversas técnicas, tapping, Tic, anclajes de PNL… fue espectácular, la verdad es que fue un antes y un después porque si bien yo estaba ya yendo a terapia para tratar el tema sinceramente estos ejercicios que hice con Mariano creo que fueron lo que realmente me ayudaron a tranquilizarme cuando entré en el quirófano, pensé en los ejercicios que habíamos hecho juntos y los seguí al pie de la letra y me resultó perfecto, entré al quirófano con mucha paz y salí con mucha paz. Tal es el caso que el médico le dijo a mi madre que yo había entrado y salido con muchísima tranquilidad a esa cirujía, después me levanté muy bien, me repuse muy bien de la anestesia, la verdad que fue increible haber pasado esa cirujía que me tenía tan preocupada de una manera tan buena habiendo hecho esos ejercicios previamente”. 

La operación salió bien y lo importante es que ella pudo transitar ese momento sufriendo mucho menos; además con su tranquilidad puso su granito de arena para ayudar a los médicos a que hicieran bien su trabajo. Todo un ejemplo de superación.

Hoy en día Constanza continúa exitosamente con su proceso de dejar atrás el cáncer de mama y nos regala una última reflexión. “Hay gente que le da miedo trabajarse y mirarse por dentro, a mi al contrario, me encantó trabajar con Mariano, me gusta mucho trabajar en mí porque creo que todo lo que nos pasa es porque nuestra mente lo crea, todo empieza en nuestra mente y en nuestros pensamientos, tengo una frase de cabecera que dice que ‘creer es crear’ por eso creo que todo lo que creemos finalmente lo creamos. Tanto lo bueno como lo malo. Y entonces si realmente podemos trabajar en nosotros internamente y estar tranquilos despues eso se lo pasaremos a todo nuestro cuerpo”.

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