Estaban en casa y Homer tenía 9 añitos cuando su madre se marchó de este mundo. Él no se dió cuenta de lo que había pasado y poco después se encontró con un médico en su casa que le dio una impactante noticia: le dijo que había fallecido. Las palabras del médico retumbaron en su cabeza y la imagen de su madre le empezó a devorar por dentro. La sensación de “no haber hecho nada” resquebrajó las frágiles paredes de su interior. La culpa le acompañaría durante años y Homer cultivaría un semblante triste y un autopensamiento de no merecerse ser feliz.

Ya siendo un adolescente intentaba ligar y echarse novia como muchos jóvenes de su edad, sin embargo no le iba bien en ninguna relación. Es curioso cómo funcionan los autopensamientos de nuestra mente subconsciente: si la primera mujer de mi vida (mi madre) se fue de forma inesperada, seguramente el resto de mujeres de mi vida también lo harán. Además, si yo no fui capáz de apoyar en un momento difícil a la primera mujer de mi vida, tampoco seré capaz de dar apoyo a las demás.

Sin duda, con estos autopensamientos mis relaciones de pareja estarán condenadas a fracasar.

Por suerte en enero de este año (2018) Homer decidió poner fin a su dolor y liberar esa culpa.

” Si no tienes ese valor hacia tí mismo, ¿cómo vas a saber valorar a los demás?”

Ahora Homer tiene 22 años, trabaja como técnico de sonido y canta en un grupo de rap. Irradia alegría y sus redes sociales y su whatsapp están repletas de fotos con su novia.

Nos relata cómo ha vivido este proceso. “Antes de trabajar con Mariano de los Santos me costaba relacionarme con la gente, era muy dado a cerrarme, a estar muy separado, a vivir mi vida solo, a no contar mis problemas… y en el tema parejas me iba mal, muy mal. Era desastroso. No encontraba chicas majas, sólo tenía relaciones tóxicas y lo pasaba mal, siempre estaba de mal humor. Mis relaciones eran fugaces, una duró apenas un poco más pero acabó fatal. Yo en esas relaciones no era feliz, no llegaba a estar agusto, no me sentía querido y no era capaz de querer de verdad como se merecían”.

Después de hacer el duelo de su madre las cosas han cambiado radicalmente. Con técnicas de integración emocional y programación neuro-lingüística Homer pudo liberar su culpa, reconstruyendo su historia personal y reinterpretando de una forma sana su relación con su madre. Y en especial en aquellos momentos finales.

“La terapia fue muy reveladora, Mariano me dio un espacio de paz y tranquilidad, algo así como mi lugar feliz. Ahora cuando estoy preocupado o saturado por algo, me tumbo y me pongo a pensar, y me imagino que hablo con mi madre y me relajo, me tranquilizo. Ya no me siento culpable por lo que pasó, he comprendido que mi madre falleció y yo no pude hacer nada por evitarlo, no dependía de mi. Eso fue un peso con el que cargué durante mucho tiempo y que me afectaba en mis relaciones, no sólo a la hora de tener relaciones de pareja, en realidad me afectaba en todo. Era algo que no me dejaba avanzar en mi vida, era un run-run que estaba en mi cabeza rondando todo el rato y aunque no estuviese pensando en ello, de algún modo seguía estando y no me dejaba pensar claramente”.

Ahora las cosas han mejorado notablemente. Homer nos cuenta que “ahora estoy con una chica con la que soy feliz, después de la terapia todo empezó a ir mucho mejor, yo me sentía mejor, estaba más agusto conmigo mismo. En este momento estoy muy bien con mi novia, estamos vivendo juntos, estoy bien con mi trabajo, levantándome a mis horas y siendo puntual, estoy contento y me siento más responsable de mi mismo”.

Homer nos brinda una última reflexión. “La gente a la que no le va bien en su vida, en sus relaciones, etc, creo que tienen que mirarse dentro y ver qué cosas deben sanar. Porque si no estás agusto contigo mismo y no te quieres a ti mismo, no puedes querer a otra persona, es imposible. Si no tienes ese valor hacia tí mismo, ¿cómo vas a saber valorar a una persona que no eres tú? Mariano me ayudó mucho, ahora para mi las cosas han cambiado de verdad”.

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