
Rocio Ballesteros, maestra de educación infantil en una escuela en Sevilla, de 37 años de edad, ha padecido asma bronquial crónica desde el día en que nació. “De pequeñita las primeras veces que me resfriaba los médicos pensaban que era un fondo alérgico y luego ya con 11 años me diagnósticaron asma bronquial crónica y que era, en realidad, lo que había padecido siempre desde el nacimiento”.
Rocio relata cómo se manifestaba esta enfermedad. “Me cogía un resfriado normal y corriente sin embargo ese resfriado se me bajaba a los bronquios, me los cerraba y me provocaba la asfixia y tenía que toser para poder respirar y así estaba muchos días, con mascarillas, teniendo que ir al hospital, me tenían que enchufar en máquinas de oxigeno, broncodilatadores…, esto se iba repitiendo muchas veces a lo largo del año. En los últimos años lo había logrado controlar más, poniendo remedio antes de que ocurriera, por ejemplo cuando veía que iba a a entrar en una crisis de asma entonces empezaba con pastillas, broncodilatadores, mascarillas, me iba directamente al hospital y me enchufaban el oxigeno y luego ya continuaba con el tratamiento en mi casa”.
A partir del proceso realizado con Mariano de los Santos, coach de Trisquel, de pronto un día empieza un cambio trascendental. Rocio cuenta que “días antes le dije a mi pareja que me dolía el pecho y que estaba empezando a notar que iba a entrar en una crisis asmática, sin embargo después de una sesión que hicimos, muy reveladora para mi, de pronto me levanto un día por la mañana y empiezo a echar gran cantidad de mocos. Esto me sorprendió mucho porque los asmáticos normalmente no generamos moco, el moco lo segrega el organismo para protegernos de cualquier bicho pero no suele ocurrir en nuestro caso. Y sorprendentemente apartir de ese momento esa crisis asmática no llegó y ya nunca más me he vuelto a sentir mal. Ya no he tosido más. Era como si todo lo que me ocurre normalmente se hubiera parado”.
Hace ahora 3 meses de finalizar el proceso y Rocío afirma que ha recuperado calidad de vida. “Los factores ambientales no se pueden evitar pero si tengo un resfriado normal en vez de una crisis asmática, sin duda he ganado en calidad de vida. El proceso me ha ayudado a conocerme mas a mi misma, ya sean miedos o inseguridades, y conocer por qué esas cosas que nos pasan nos provocan un malestar. Mariano busca el origen, la raíz de por qué se te está provocando o generando ese problema y te ayuda a atajarlo. Yo nunca me imaginé que mi asma crónica podía estar vinculado tan directamente a un conflicto emocional. Hay gente que me ha comentado alguna vez ‘¿tú no te has parado a pensar que tu asma puede estar relacionado con algo que te ahoga o te oprime y pudiera ser una especie de somatización?‘. Es algo que he pensado pero nunca me planteé ponerle remedio de esta forma. Cuando acudo a hablar con Mariano es porque pienso que a lo mejor todo lo demás que también estuvimos trabajando podían ser diferentes partes de lo mismo, como si estuviera todo conectado, por eso acudí a él”.